Después de más de cuatro décadas de inversiones en la implantación y manutención de plantaciones forestales, LIPSIA presenta un proyecto forestal consolidado, a través de adopción de tareas silviculturales técnicamente bien conducidas, que atienden, al mismo tiempo, a la preservación de la biodiversidad y los objetivos económicos de los proyectos industriales.
Los comienzos de la tercera generación de bosques cultivados encuentran a LIPSIA con una gran experiencia acumulada, fundado en el respeto por los ciclos naturales de crecimiento de los bosques, y un nivel de industrialización de sus productos que la han convertido en una proveedora calificada de todos los mercados. Particular importancia asigna LIPSIA a la selección del material genético destinado a sus forestaciones. El material genético seleccionado porta en sus genes la información necesaria para desarrollar ejemplares de alta calidad de madera y excelente forma forestal.
La implantación se inicia con la preparación del terreno. Una vez efectuada la plantación, el mantenimiento de las forestaciones en los primeros años, se realiza combinando medios manuales, mecánicos y en menor medida químicos, actividades que tiene como finalidad principal eliminar malezas que compitan por agua, luz y nutrientes con los ejemplares plantados.
Al cabo de los tres años de edad y con la finalidad de obtener madera libre de nudos se efectúa la primer poda (se eliminan las ramas del árbol hasta los 2 o 2,5 metros de altura), que será seguida por una o dos intervenciones más, que al final del ciclo darán como resultado árboles podados hasta los 6 metros de altura.
El primer raleo (actividad silvícola que tiene como finalidad cosechar una parte de los árboles existentes en el bosques a los efectos de favorecer el desarrollo de los árboles remanentes), se realiza entre los 5 y 6 años de edad de la plantación y son sucesivos en el tiempo efectuándose hasta 3 intervenciones a lo largo del ciclo forestal. La intensidad y periodicidad de los mismos dependerán principalmente del sitio, de la especie y de los objetivos industriales a los que estén destinadas dichas plantaciones, en este caso para la industria del aserrado y el laminado. La corta final (tala rasa) dependerá del material genético y la capacidad productiva del área, pero en general se realiza a los 17 años de edad.
Con esta tarea finaliza el ciclo forestal de una plantación y se inicia un nuevo ciclo, comenzando nuevamente con la preparación del terreno.
Las limitaciones ambientales que se toman como base en las actividades previstas en el Plan de Manejo son las que establecen la legislación ambiental vigente en sus distintos niveles (Nacional, Provincial, Municipal y Tratados internacionales) y se complementan con Procedimientos Operativos que se elaboraron en particular para aquellas actividades que implican mayor riesgo de producir impactos negativos, tanto ambientales como sobre la salud y seguridad de los trabajadores. También se pretende lograr organizar y optimizar la eficiencia de las operaciones forestales.
La 1er. poda es total y se realiza entre los 3 años de edad y hasta los 2 metros de altura en promedio. La segunda poda entre los 4 y 4,2 metros de altura y se efectúa en promedio al 40% de los árboles. Entre los cinco y seis años de edad se efectúa una tercera poda hasta los 5,7 metros de altura de los árboles seleccionados.
Los raleos son sucesivos en el tiempo, determinándose todos ellos en función a mediciones periódicas y bajo el concepto de área basal remanente.
La política de raleos establece hasta 3 intervenciones (raleos) en el ciclo de la plantación.
Se llega a la tala rasa en períodos variables, según materiales genéticos, desde los 17 años de edad en adelante.